
Desde este punto de vista no hay manera de esquivar nuestra responsabilidad y pensar que "el problema es de los demás". Como individuos formamos parte del total, al igual que un ladrillo forma parte de todo el edificio. Cuando un ladrillo es maltratado, afectará levemente al conjunto, tal vez solo estéticamente. Pero si en lugar de uno fuesen cientos o miles los ladrillos deteriorados la afectación será mayor. Si en lugar de cientos o miles llegasen a ser millones, podríamos -razonablemente- empezar a temer por la integridad de todo el edificio. Al igual que las hormigas construyen sus ciudades granito a granito, cada persona aportamos nuestro insustituible grano de arena para dar forma y hacer habitable – o inhabitable - una ciudad completa.

Solemos pensar que al convivir tantas personas hacer o dejar de hacer algo por nosotros y por el medio ambiente, carecerá de importancia en el gran conjunto de la sociedad, pero resulta al contrario, pues tantas personas viviendo tan cerca unos de otros nos vuelve una especie de canalizadores de impulsos. De este modo, nuestras acciones pueden afectar directamente a todo el conjunto, tanto si son positivas como si son negativas. Podemos ver cómo lo que pensamos y hacemos se propaga rápidamente a través de los muchos canales de comunicación disponibles. Así las ciudades son un punto de inflexión importante donde comprobamos realmente si el conjunto de la sociedad se hace cargo de la importancia que tiene el cuidado del hábitat que nos rodea (la casa de todas las casas), o si por el contrario lo volvemos inhabitable. Es en las ciudades donde cuidar una planta, tener un jardín en la terraza, plantar un árbol,..., cobra una importancia esencial, ya que somos muchos y cada uno tiene la capacidad de realizar cambios importantes.
Algunos proyectos muy interesantes en este sentido tratan de transformar los edificios ya existentes en jardines, no limitando así la expansión verde a la disponibilidad o no de suelo no edificable. Proyectos como los que mostramos a continuación, donde la arquitectura, el urbanismo y el paisaje se funden e integran, abren un abanico de nuevas posibilidades para habitar las ciudades en condiciones más saludables para todo el planeta.
High Line de Nueva York.
En su origen, las vías del tren se elevaron a una altura de 10 metros para proteger la zona más industrial de Manhattan y evitar tanto atascos como accidentes. El tráfico de trenes cesó en 1980 y los terrenos quedaron desocupados.
En 2006 se reinició la actividad para su rehabilitación como un espacio urbano inspirado en el concepto de agritectura (una tendencia que fusiona aspectos de la agricultura y la arquitectura). La remodelación de la primera fase, finalizó en 2009. El recorrido del actual parque tiene una longitud de unos dos kilómetros, en los que se puede caminar, tomar algo en los puestos que encontramos durante el recorrido o descansar en los cientos de bancos que existen a ambos lados de las vías.
Bosque vertical.
Un bosque vertical en toda su extensión. Si extendiéramos en un terreno plano toda la superficie que ofrecen los diversos ‘roof gardens‘ integrados en este edificio, nos podremos dar cuenta que se consigue un área de 10,000 m2 de bosque. Los cuales incluyen 480 árboles grandes y medianos, 250 árboles pequeños, 11,000 plantas y 5,000 arbustos. Complementando la cuestión de sustentabilidad, este edifico también cuenta con un sistema de reciclaje de aguas pluviales para el riego de la vegetación, así como la integración de paneles fotovoltaicos que proporcionan energía renovable.
Ciudad del Bosque de Liuzhou
Normalmente cuando pensamos en alguna ciudad de China, es muy probable que por nuestra mente no pase el color verde, pero la Ciudad del Bosque de Liuzhou está preparada para desafiar las percepciones sobre la vida urbana en el país y ser un soplo de aire fresco -literal y metafórico- para sus 30 mil habitantes. La nueva ciudad, construida en el área montañosa del sur de China en Guangxi, llevará naturaleza al entorno urbano, con más de 40 mil árboles y un millón de plantas que cubren cada edificio. La ciudad verde sigue una serie de proyectos de "bosques verticales" -edificios de gran altura envueltos en verde diseñados por Stefano Boeri Architetti y construidos alrededor del mundo. Se espera que Liuzhou Forest City, que se completará en 2020, lleve el urbanismo sostenible a otro nivel. La nueva ciudad contará con todas las comodidades que se esperan de un nuevo desarrollo -como un tren rápido- con criterios de autosuficiencia energética, utilizando energías renovables como el aire acondicionado geotérmico y paneles solares en los tejados.Fuentes:
Textos:
- radioaustralia.nt.au
- hotbook.com.mx (Centro de Contacto “Roberto González Barrera”, Monterrey, Nuevo León)
- stefanoboeriarchitetti.net (Stefano Boeri Architetti, edificios en Milan y Guangxi)
- nyclovesnyc.blogspot.com.es